Goya presentó esta obra al concurso de la Academia de Parma durante su estancia en Italia. Aníbal aparece en el centro del cuadro con el cuerpo orientado hacia un genio. Al lado derecho hay un jinete abanderado y, tras él, desciende del cielo la Victoria en su carro. En el lado derecho se ve la caballería de Aníbal y, al fondo a la izquierda, se vislumbra una batalla. En primer término aparece una figura con cuerpo humano y cabeza de buey, representación alegórica del río Po.
Goya retrata a Luis María, recién nombrado cardenal de Toledo, cargo que se añadió al de arzobispo de Sevilla. Aparece con hábitos cardenalicios, mostrando las cruces de Carlos III y del Saint-Esprit, y una medalla.
El principal cuadro de esta sala es La familia del Infante Don Luis, pintado por Goya en 1784 durante su estancia en el palacio de Arenas de San Pedro. Se trata de una obra compleja que reúne a todos los miembros de la familia junto a su servidumbre y al propio Goya. Hay un total de 14 personas en una conversación nocturna de carácter doméstico, sin el glamour que cabría esperar en un retrato de porte aristocrático. El lienzo de Goya muestra un encuentro familiar que tiene lugar en un ambiente informal. Es sorprendente la presencia de los sirvientes, superior en número a los cinco miembros de la propia familia.
Goya parodia el tema de los matrimonios desiguales en La boda. En este cuadro aparece una comitiva tras la celebración de una boda que atrae la curiosidad de la gente. La disposición de los personajes representa distintas generaciones desde un niño a un anciano con bastón. La pareja desigual está compuesta por una bella joven y su monstruoso marido, representados ambos en el centro del cuadro con colores llamativos.
María Luisa, hija del Infante y de María Teresa, aparece de pie en un cuadro de fondo oscuro también pintado por Goya. Luce un vestido blanco de talle alto y original peinado con plumas, a la moda francesa. Lleva además la banda de la orden de María Luisa y un brazalete con un retrato en miniatura que podría ser de su madre.
Goya sitúa a María Teresa (futura condesa de Chinchón) niña en los exteriores del Palacio de Arenas de San Pedro, delante de las montañas de la sierra de Gredos. Al igual que en el retrato ecuestre de María Teresa, el artista hace homenaje a los retratos de los Austrias pintadas por Velázquez que tienen como fondo la sierra de Guadarrama. La protagonista aparece en actitud grácil, imitando la postura de un adulto. No obstante, Goya enlaza el cuadro con el moderno retrato infantil ilustrado que apuesta por una mayor naturalidad.
Este maravilloso cuadro se conserva en la Galería de los Uffizi. Fue pintado por Goya en el palacio de Arenas de San Pedro. María Teresa de Vallabriga aparece de perfil elegantemente vestida con un traje de montar azul que, en contraste con la sierra de Gredos al fondo, evoca los retratos ecuestres de Velázquez.
Don Luis María de Borbón, a la edad de seis años, viste el color de los infantes de la Casa Borbón, el azul, remitiendo a la moda surgida durante el reinado de Luis XIV. Aunque haya precedentes iconográficos para la representación de un infante estudiando en un gabinete -su tío, el rey Carlos III, fue retratado por Ranc estudiando botánica- don Luis María aprende geografía, materia preferida de la educación ilustrada. Aparece de pie al lado de su mesa cubierta de mapas y sostiene una pieza de un mapa-puzzle, un novedoso juego pedagógico que se extendió en el siglo XVIII.
Ónfala y su dama aparecen frente a Hércules, el héroe de la Antigüedad convertido en esclavo de la reina de Lidia para cumplir la condena impuesta por el oráculo de Delfos. El rostro ovalado de la protagonista, sus ojos grandes y oscuros recuerdan a algunos especialistas al físico de doña María Teresa, especialmente al que presenta en la Familia del Infante don Luis de Borbón, pintado el mismo año.
En esta obra aparece un recurso compositivo habitual en las vistas de Paret, consistente en marcar con los promontorios, peñascos o elevaciones geográficas una diagonal en el cuadro. La escena tiene un marcado carácter laboral, con personajes arrastrando barricas, remando en los botes, o bien descargando cajas u otros bártulos. Hay que aprovechar lo que queda de luz; los ocho pilotes marcan ya largas sombras del atardecer.
En este refinado autorretrato conservado en el Museo del Prado, el pintor se representa en traje de faena, vestido de majo, con las herramientas de su profesión. Aparece en actitud melancólica, apoyado sobre su mesa de trabajo, repleta de planos y libros. El escenario es el taller de un pintor erudito, provisto también de esculturas que aluden probablemente a filósofos de la Antigüedad. Bajo un fabuloso cortinaje descansa un cuadro ovalado sobre un caballete con una marina de un barco naufragando, identificado por los especialistas con el San Pedro Alcántara.
El Infante Don Luis y doña María Teresa de Vallabriga se establecen en Arenas de San Pedro en 1779 donde invitan a Goya durante los veranos de 1783 y 1784 para realizar varios retratos de los miembros de la familia, como este retrato de perfil del Infante que fue copiado a miniatura a la acuarela sobre marfil.
Goya retrata al Infante Don Luis de perfil, aprovechando la rugosidad del soporte para sugerir, con tonalidades más oscuras, la flacidez de la piel del Infante entrado ya en años. A pesar del destierro, su efigie deja ver su condición de miembro de la casa real que se retrata con las insignias de su familia. La cinta azul que luce bajo la corbata corresponde a la banda de la Orden de Carlos III y el destello rojo deja constancia de que es portador del Toisón.
En este retrato de María Teresa pintado sobre tabla, Goya consigue enfatizar la exquisitez esmaltada de un cutis blanco y terso, con un chal blanco, que convierte su busto en una luminosa imagen ante el fondo oscuro. Solo su pelo castaño, sin empolvar y recogido con un lazo azul, da un tono medio entre su blancura y el casi negro del fondo. Al igual que el retrato del Infante, fue copiado en miniatura a la acuarela sobre marfil.