Acerca de la exposición


En septiembre de 1517 llegaba a la asturiana ría de Villaviciosa Carlos, duque de Borgoña, desde 1516 intitulado Carlos I de Castilla. En noviembre se reencontraría con su madre, Juana I, en la vallisoletana localidad de Tordesillas. Nacido en Gante el año de 1500, fue uno de los personajes que más ha condicionado la historia europea, reflejo de su espíritu al haber estado su vida y carácter influidos por las idiosincrasias de parte de sus territorios.

Se cumplen ahora quinientos años de su llegada, por lo que Patrimonio Nacional ha querido celebrar esta efeméride recordando la figura del futuro emperador a través de sus creencias o de los hitos que definieron su personalidad. Este homenaje no se concibe como una conmemoración ambiciosa, solo recoge mediante un reducido grupo de obras aspectos claves de su vida reflejados en las Colecciones Reales españolas. Hasta su llegada, esta se había desarrollado en el ambiente estético de las refinadas cortes flamencas. En Castilla también encontró un reino de gran sofisticación estética en el que destacaba el influjo de al-Ándalus.

Su vida transcurrió en un ambiente estético compuesto por elementos flamencos, españoles e italianos reflejados en la pintura, tapices, medallas y armas seleccionadas para esta exposición. Todas las piezas evocan aspectos destacados de su existencia desde su llegada, recordada mediante una medalla que le augura un victorioso reinado, única obra contemporánea a su condición como rey de Castilla conservada en las Colecciones Reales. Una miniatura de su libro de oraciones, en la que una nave parte acompañada por una invocación a la Virgen rogando una feliz travesía, alude igualmente al azaroso viaje desde Flandes y sus peligros. En 1520 fue elegido Rey de Romanos y en 1530 coronado por el papa Clemente VII como emperador en Bolonia, período en el que se forjó su imagen como adulto. Esta época es recordada mediante un retrato copia de Christoph Amberger, un estoque pontificio alusivo a su papel como defensor de la fe y una imagen de su coronación como rey de Lombardía.

Durante sus primeros años los augurios de una existencia victoriosa se materializaron en sus éxitos, llegando a ser metafóricamente equiparado con héroes de la Antigüedad como Hércules. En su azarosa vida no encontraremos un consenso al apuntar otros hitos claves, pero para esta ocasión se han recogido tres representativos de sus anhelos personales más íntimos: su feliz matrimonio con Isabel de Portugal en 1526, recordado con un paño de la serie de la Pasión de Cristo como el que le regaló con motivo del enlace; su condición como maestre de la caballeresca Orden del Toisón de Oro desde 1519, la más importante de su época, aludida en una pieza de una de sus armaduras; y su faceta como gobernante, ilustrada mediante una celada de la armadura utilizada en la campaña de Mühlberg en 1544. Todos ellos solo pretenden ser un bosquejo íntimo de este trascendental personaje que en 1556 abdicó de sus deberes de gobierno y se retiró al Monasterio de San Jerónimo de Yuste, donde falleció en 1558.


COMISARIO: Álvaro Soler del Campo, Jefe de Departamento de la Real Armería

Carlos I, V Centenario de su llegada a España, 1517-2017
Cerimonae servatae pro corona ferrea qua S.D.N. Clemens VII in die Cathedrae Sancti Petri coronavit Carolum quitum Romanorum imperatorem, electum in civitate Bononiae in capella Palatii Apostolici, 1530 (Biblioteca Apostolica Vaticana, Borg.lat.420.fol.4) Patrimonio Nacional. Real Biblioteca de Palacio. Facsímil (Madrid, Ediciones Encuentro, 1989)