Desde su llegada a España, el primer rey de la dinastía de los Borbones mostró un verdadero interés por los relojes, sobre todo aquellos de fabricación y procedencia inglesa. Thomas Hatton, Daniel Quare, Guillaume Poulton y George Graham construyeron importantes relojes para la Corte española. En la testamentaría del rey destaca un reloj de cuatro fachadas, de planta cuadrada, con una columna en cada esquina conservado en el Palacio del Buen Retiro. Se desconoce el momento de su llegada a la Corte, pero se atribuye al jesuita Thomas Hildeyard, profesor de Matemáticas y Teología del Colegio inglés de Lieja, quien lo inventó en 1725.