Carlos IV adquirió desde su juventud un importante conjunto de relojes destinados a decorar las residencias regias. Uno de sus mayores proveedores fue el marchand-mercier François-Louis Godon, que vendió a los monarcas un elevado número de piezas, algunos de ellos firmados por él y otros, por los relojeros franceses Furet, De Belle y Bourdier. Al mismo tiempo, otros relojeros como Lépine y Abraham Louis Breguet enviaron a la Corte española ejemplares de sobremesa y, sobre todo, de bolsillo. Los reyes continuaron adquiriendo relojes durante los años de exilio en el Palacio Barberini de Roma, que legaron a su hijo Fernando VII.
Reloj de sobremesa esqueletoManuel GutiérrezHacia 1772Acero, bronce, oro, cristal, metal. Cincelado, pulimentado, dorado, grabado, fundición64 x 34 x 26 cmPatrimonio Nacional, Palacio Real de Madrid
Reloj de sobremesa, jaulaAnónimoHacia 1779Bronce, oro, esmalte, porcelana, pluma, metal. Cincelado, dorado, esmaltado, fundiciónPatrimonio Nacional, Palacio de los Borbones, San Lorenzo de El Escorial, Madrid
Reloj de sobremesa, DianaAnónimoHacia 1796Bronce, mármol, oro, porcelana, metal. Cincelado, dorado, esmaltado, fundiciónPatrimonio Nacional, Real Casa del Labrador, Aranjuez, Madrid
Reloj de sobremesa, PlanetarioZacharie RaingoHacia 1800-1810Bronce, oro, metal. Cincelado, dorado, patinado, grabado, fundiciónPatrimonio Nacional, Real Casa del Labrador, Aranjuez, Madrid