El rey Carlos III aprobó el 28 de noviembre de 1771, por Real Decreto, las ordenanzas que establecían la creación de una escuela-fábrica de relojería en Madrid. Se eligieron como directores a Felipe y Pedro Charost, aspirantes a convertirse en relojeros reales. Al mismo tiempo, el español Manuel Gutiérrez solicitó la ayuda del monarca para abrir otra escuela en Madrid, aunque no lo consiguió. La que sí se estableció en la capital fue otra fábrica de relojería en la calle Fuencarral, dirigida por el presbítero Vicente Sión, entre cuyos maestros se encontraba el suizo Abraham Mattey y el sevillano Manuel de Rivas.