En la formación de las bibliotecas reales destacan principalmente tres fuentes sociales: las personas reales, los nobles y los eruditos. Todos ellos seleccionan sus libros para formar unas colecciones que adquieren nuevos significados cuando pasan a formar parte de las bibliotecas reales.
Los príncipes de Asturias, los infantes de España y los reyes y delfines en el extranjero coleccionan ejemplares que luego llegan a la biblioteca real. Aquí destaca la característica principal sobre la que reflexiona esta exposición: el equilibrio entre lo excepcional y lo corriente.
Los nobles y estudiosos también adquieren obras que, por compra o por donación, pasaron finalmente a la colección real.