Los libros que componen las colecciones reales también desempeñan una función ceremonial. Las encuadernaciones se realizan siguiendo una estética particular para lograr la armonía que pretenden los monarcas, pero, además, se realizan para recordar determinados eventos de la vida de corte. Así, los libros adquieren un valor simbólico correspondiéndose sus encuadernaciones con los eventos que narran: bodas, bautizos, defunciones u otros acontecimientos.