La convicción de que la victoria de Viena se había debido a la intercesión de la Virgen dio lugar a numerosas donaciones de obras de arte a las iglesias, realizadas por el monarca y los altos mandos de su ejército.
En la Sala VIII figura una copia de época de la conocida imagen de Nuestra Señora de Częstochowa, la «Virgen negra», con su espectacular manto de plata. Se muestran además dos mazas ceremoniales, símbolos de la autoridad de los atamanes (altos cargos del ejército), que fueron donadas, entonces, al monasterio de Jasna Góra, en Częstochowa. Probablemente es también una donación la bandeja de plata exquisitamente labrada en Augsburgo.