San Esteban, protomártir y archidiácono
Charles Mellin
Descripción
No sabemos cuándo ni dónde adquirió el infante don Luis de Borbón estos dos cuadros. Hace solo diez años, en 2005, fueron reconocidos como obras del pintor lorenés Charles Mellin, que trabajó en Roma a partir de 1620. En un simposio celebrado en Ajaccio en 2005, Sophie Domínguez-Fuentes leyó la ponencia “La dispersion de la collection de l’infant Don Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio” y proyectó los dos cuadros como copias de Ludovico Carracci (1555-1619). Entre los asistentes se encontraban Didier Rykner y Olivier Bonfait, quienes reconocieron la mano de Mellin. Antes de que la ponencia se publicara ambos lienzos fueron solicitados para la exposición sobre Charles Mellin en Nancy y Caen de 2007, comisariada por Philippe Malgouyres, quien en su ficha reconocía que cuando escribió sus textos no había visto el San Lorenzo del Escorial. Extrañamente antes de la limpieza, hecha en 2002, la mediocre imagen del San Lorenzo, Malgouyres no logró descubrir ningún atributo, y por lo tanto puso en duda la identificación con ese santo, mientras que al otro diácono lo identificó provisionalmente con el oscuro san Abundio.
Cuando recientemente recibí excelentes imágenes de ambos cuadros, en el oscuro ángulo inferior izquierdo del San Lorenzo pude distinguir con claridad, a pesar de estar en sombra, la parrilla apoyada en la pared. Así pues, san Lorenzo está identificado por su atributo. Es lo más seguro que el segundo diácono, casi del mismo tamaño (hay una diferencia de altura de 10 centímetros), sea San Esteban, el protomártir. Las gruesas piedras pardas en las que descansa el gran libro abierto recordarían las que se emplearon para lapidarle. Pese a la pequeña diferencia de tamaño, es de suponer que las dos pinturas se concibieran como pareja. El San Esteban recibe la iluminación por la derecha y el San Lorenzo por la izquierda.
Francisco Calvo Serraller data ambas obras hacia 1630 y Malgouyres las sitúa en la primera mitad de la década de 1630, entre 1630 y 1635, en plena madurez de Mellin en Roma. Esos cinco años son los de la adscripción de Mellin a la “fase neovéneta” de la pintura romana hacia 1630 —inspirada por la presencia de las primeras Bacanales de Tiziano (h. 1489-1576) en la colección Ludovisi—, fase en la que participaron la mayoría de los pintores de Roma.
Mellin muestra a los dos diáconos en tamaño natural, desde un punto de vista bajo, mirando al cielo, lo que les presta un carácter y una actitud casi heroicos. Esa solemnidad está realzada por el fuerte colorido local de sus lujosas dalmáticas, que es particularmente intenso y destacado en la figura de san Esteban. Era la primera vez que Mellin tenía ocasión de pintar una figura aislada con una vestidura de llamativo color rojo (Malgouyres lo llama frambuesa) sobre el alba blanca y el amito en torno al cuello.
El San Lorenzo está ejecutado con una factura algo más blanda y suelta, más templada; la ornamentación en amarillo dorado de la vestidura de brocado rojo produce una impresión más diferenciada.
Finalmente hay que mencionar las dos variantes del San Lorenzo. La de Valenciennes, que es casi del mismo tamaño, representa al santo como san Esteban, con el incensario depositado en el muro de la derecha. He de confesar que, al ver esta pintura en 2007, en Nancy y más tarde en Caen, mi impresión nítida y firme fue que era una copia posterior. Por otro lado, la versión en media figura, en la que también se representa al santo como san Esteban pero sin incensario, es de muy alta calidad y sin duda autógrafa.
Fuente: Erich Schleier, en De Caravaggio a Bernini. Obras Maestras del Seicento Italiano en las Colecciones Reales (Catálogo de la exposición)