
En el viaje que Felipe II realizó a Inglaterra para casarse con María Tudor y en su estancia en el reino inglés fue fundamental el uso propagandístico de la imagen, basado en la escenificación de su poder y en las ideas de magnificencia e ideal heroico y caballeresco, lejos visualmente del sobrio y celoso católico que se le consideraría después.

Desde que en 1605 el padre Sigüenza explicó el descontento del Felipe II con el Martirio de San Mauricio y la legión tebana, este famoso cuadro ha tenido una variada fortuna crítica que culmina en torno a 1992, cuando finalmente diversos estudios contextualizaron el episodio dentro del complejo ámbito de la decoración de la Basílica escurialense.

Desde mediados de septiembre hasta enero de 2014 se podrá visitar en el Palacio Real de Madrid esta exposición, que ofrece una nueva visión de la grandiosidad y magnificencia con que Felipe II concibió desde el principio la arquitectura y la ornamentación del que fue su proyecto más querido, el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Patrimonio Nacional acaba de publicar, por vez primera de manera íntegra, los diez códices del archivo General de Palacio que recogen los objetos artísticos de todo tipo que Felipe II fue enviando al monasterio de El Escorial. La edición incluye unos estudios que explican su gran valor para la mejor comprensión del conjunto escurialense.