
Se estudia en primer lugar la creación y funcionamiento del scriptorium escurialense, pieza esencial de los recursos con que se dotó al Monasterio para conseguir la deseada magnificencia ornamental. El autor se detiene después en los Pasionarios de Felipe II, cuyas viñetas, una de las cumbres de la iluminación en el siglo XVI, se analizan y reproducen por vez primera en relación con la pintura coetánea.

La extraordinaria riqueza de ornamentos textiles para uso de la liturgia que atesora el Monasterio de El Escorial, así como el funcionamiento de su Obrador de bordados, creado expresamente por Felipe II para la confección in situ de las diversas piezas, es el objeto de este artículo, que incorpora nueva información derivada de las investigaciones de la autora.

La reciente adquisición de una pequeña Virgen con el Niño, y su identificación con una de las imágenes originales que Rodrigo Diriksen realizó por encargo de Felipe II para decorar las celdas de los monjes escurialenses, permiten a la autora revisar la obra conocida de este notable pintor, que se circunscribe al exclusivo ámbito escurialense.