Don Quijote y la princesa Micomicona
Anónimo francés
Descripción
Abanico con varillaje (22 + 2) y fuente de marfil grabado en retícula, calado con segueteado y puntillado, plaqueado con nácar grabado y picado en plata con puntos y discos. El varillaje es recto y trabado, está decorado con palmetas y roleos filiformes simétricamente dispuestos. Entre ellos destacan dos pares de tornapuntas y rombos plaqueados de nácar, grabados con hileras de hojas y retículas. Toda la decoración queda enmarcada por dos cenefas de nácar grabado con espiguillas. El dorso repite los contornos de los picados.
Las guardas están plaqueadas con nácar grabado y plata, formando tallos curvilíneos y picados puntiformes alternando con plaquetas curvas y romboidales de nácar grabado, similares a las de la fuente. La boleta es ovalada y plaqueada igualmente con nácar. El clavillo es de latón con virola de nácar.
El país es simple de papel montado a la inglesa, dibujado a lápiz, pintado a la aguada, dorado y plateado en los bordes, con ribete perimetral dorado.
El anverso está decorado con una escena única sobre fondo blanco. Representa el encuentro de don Quijote de la Mancha con Dorotea, en el papel de la princesa Micomicona. El caballero andante se inclina para atender a la falsa princesa que, ricamente vestida, le pide ayuda para recuperar su trono. Les acompañan a su lado el escudero Sancho con el yelmo de su señor, el barbero disfrazado a la turca que le rinde pleitesía mientras disimula la risa y dos curiosos contemplando la escena tras un árbol. Los márgenes se cubren con festones de hojas, flores, dameros y vermiculados pintados y dorados.
El reverso tiene pintada una escena central sobre fondo blanco. En un entorno campestre, una noble doncella se dirige a un hombre vestido a la turca junto a un árbol, mientras sujeta una sartén con viandas. El perímetro se remarca con una cenefa azul que contiene guirnaldas florales en plata, colgando otros ramilletes florales, pabellones y flecos.
La composición del anverso sigue a la inversa el grabado que Louis de Surugue realizara en 1724 sobre el original pintado por Charles-Antoine Coypel hacia 1715. El cartón de tapiz fue encargado para la serie de El Quijote, de la manufactura francesa de Gobelinos. Desde 1723 se reprodujo ampliamente en tiradas de grabados que sirvieron de inspiración para la ejecución de países. Como puede verse, los personajes visten a la moda de los salones aristocráticos franceses, siguiendo el estilo de las fêtes galantes de la pintura rococó.
Adquirido en 2007 por Patrimonio Nacional, el abanico formaba parte de la colección personal de la reina Victoria Eugenia de Battenberg, tal como aparece citada en el catálogo de la exposición El abanico en España, celebrada en Madrid en 1920.