La guarnición de la labor de “Aspas o Cruces de Borgoña” fue concebida como una armadura de guerra con elementos suplementarios para la justa, forjada para el futuro Felipe II (1527, 1556-1598) siendo príncipe por Wolfgang Grosschedel de Landshut. Este armero fue su preferido, en detrimento de Desiderius Helmschmid, armero paterno que hizo las primeras armaduras del príncipe Felipe. La armadura fue forjada en 1551 cuando a los veinticuatro años se disponía a regresar a España desde Augsburgo para gobernar en ausencia de su padre. Siguiendo la costumbre paterna el peto ostenta la imagen de la Inmaculada Concepción y el espaldar la de Santa Bárbara, pero su rasgo más distintivo es el dibujo de sus bandas decorativas: cruces de Borgoña flanqueadas por eslabones del Toisón de Oro que alternan con pedernales con chispas de dicho collar, motivo por el cual se conoce desde el siglo dieciséis como “de la labor de las aspas”. Estos emblemas de la Casa de Austria configuran una decoración de marcado carácter dinástico aludiendo al poder y prestigio de su familia.
Felipe II la utilizó seis años más tarde en la importante campaña contra Francia que culminó con su primera victoria como rey en la batalla de San Quintín, acaecida el 10 de agosto de 1557, día de San Lorenzo, siendo mandadas las tropas españolas por Manuel Filiberto de Saboya. Felipe II se encontraba en Cambray, desde donde llegó a San Quintín el día 13 de agosto permaneciendo en el asedio de la ciudad posterior a la batalla. Desde entonces la armadura se vincularía a esta victoria, por la cual mandó construir el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En 1575 se envió a este monasterio el retrato del rey, que había pintado Antonio Moro vistiendo parte de la armadura de a caballo a la manera que andava quando la guerra de Sant Quintin , o , como salió en la jornada de Sanct Quintin, según consta, respectivamente, entre las obras entregadas en el Escorial el 1 de junio de 1575 y en el inventario de su Guardajoyas. Por la vinculación con esta batalla también fue utilizada por el famoso escultor Pompeo Leoni para vestir con ella a Felipe II en su cenotafio de dicho monasterio, fundido en 1598, año de la muerte del rey.
La guarnición también comprendía una barda adornada con un penacho blanco, sillas, testeras y unas cubiertas a juego manteniendo su decoración. Por sus connotaciones dinásticas dos de sus sillas fueron utilizadas en 1580 para su entrada en Lisboa como Rey de Portugal. El valor simbólico de la decoración de estas armas y los hechos a los que se asoció explican que fuera considerada como su favorita y también su fortuna iconográfica.