Tarro de pie cuadrado sobre el que se levanta un cuerpo en forma de prisma con cuello cilíndrico y tapón. Decorado en uno de los lados con el escudo real coronado y rodeado por palma y laúrea doradas: primer y tercer cuartel, de gules, con un castillo de oro con tres almenas, que es el blasón de Castilla; segundo y cuarto cuartel, de sable (esto es una licencia del pintor) y un león de gules, coronado de oro, linguado y armado de lo mismo, que es de León; entado en punta de plata una granada al natural, rajada de gules, tallada y de dos hojas, que es de Granada; sobre el todo, escusón de azur con tres flores de lis de Anjou.
La mayor parte de las piezas guarda todavía restos de medicamentos, cuya identidad se encuentra escrita en tinta negra con letras góticas en una etiqueta pegada debajo del escudo. Existen prismas de dos medidas: los botes grandes de 29/30 cm de alto, y los botes de 14 cm de alto llamados también cordialeros por ser los tarros que contenían los cordiales(medicamentos destinados a reconfortar el tono vital, administrados en pequeñas dosis, y en formas galénicas de reducido tamaño). Los cordialeros eran generalmente de vidrio, y se colocaban en los estantes que tenían las baldas más juntas, con una separación menor entre ellas: por esta razón, estos muebles recibieron el nombre de mueble cordialero. En la Sala Segunda de Carlos IV de la Farmacia del Palacio Real de Madrid hay un mueble cordialero para guardar los botes de vidrio de cuerpo de huevo.
Las piezas que integran el botamen de vidrio del siglo XVIII fueron realizadas en la Real Fábrica de Cristales de La Granja. La manufactura segoviana conjuntamente con la madrileña Fábrica de Porcelana del Buen Retiro habían enviado un memorial al sumiller de corps del Rey, el duque de Frías, para que el boticario mayor remitiera los modelos que deseaba de botamen para la nueva Real Botica. El farmacéutico Juan Díaz preparó los bocetos de tarros de ambas materias a finales del verano de 1794. El 3 de septiembre de ese mismo año se encuentra en La Granja para dictar instrucciones sobre la realización de estas tipologías: copas (iguales a las ejecutadas por Buen Retiro); redomas con tapón; frascos con figura de huevo; opalinas o cristal blanco (copas similares a las de Buen Retiro); y prismas. El modelo de prisma que se realizó para la Botica Real fue el mismo que se empleó para el encargo del Jardín Botánico de Madrid.
El 22 de junio de 1899, el primer farmacéutico de cámara, José de Pontes, recibió de la manufactura de Juan Wenzel y Cía. Kalk-Colonia y Londres, una remesa de 100 frascos de cristal con pie y escudo de la Real Casa con capacidad de 700 gramos. El 21 de julio de 1900 se recibe de la misma casa otra remesa de 22 frascos. El 30 de octubre de ese año, Pontes envía una carta al director de la fábrica alemana, señor Wenderoth, diciendo que los cien primeros frascos presentaban un defecto en el escudo de armas, que consistía en mostrar tres tridentes invertidos en el sobre todo, en lugar de las tres lises de Anjou, y que por esta razón se habían encargado otros 32 más. La Real Botica conserva 40 prismas grandes y 38 pequeños de cristal de La Granja; más 100 prismas grandes con las lises y 28 prismas grandes con los tridentes procedentes de Alemania.