Esta obra del Martirio de San Lorenzo es la “imagen del Señor Sanct Lorencio", que Felipe II encarga a Tiziano en 1564, para el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En líneas generales, sigue la composición ideada por el artista para una primera versión del martirio del santo, realizada entre 1556 y 1559 para la sepultura de Lorenzo Massolo, en la antigua Iglesia de los Crociferi de Venecia, sobre la que se construyó la iglesia de los Jesuiti de esta ciudad, donde hoy se encuentra. El pintor mantuvo en este nuevo ejemplar para el rey el número de sayones en torno a la parrilla donde se martiriza a San Lorenzo y el pedestal con la estatua de la diosa Minerva de la izquierda. Pero, con la idea de conseguir una mayor verosimilitud histórico-arqueológica del martirio, Tiziano elimina todo el grandioso escenario arquitectónico y teatral, que sirve de fondo al lienzo de los Crociferi, sustituyéndolo por una severa arquitectura porticada inmersa en la penumbra de la noche, más acorde con el lugar exacto donde había sucedido el martirio, las termas de Olimpiades, cerca del palacio de Salustio. Otra de las grandes innovaciones es el nuevo juego de iluminaciones que ha empleado Tiziano en esta versión, explotando todas las posibilidades efectistas de una atmósfera nocturna, que sirven para resaltar aún más el cuerpo martirizado del Santo, gracias a la intensidad de las llamas de la hoguera y de las luminarias dispuestas sobre la peana del ídolo.
El San Lorenzo es seguramente una de las obras maestras de los últimos años de producción de Tiziano y el nocturno más impresionante de su producción, donde figuras y entorno parecen fundirse en una única luz crepuscular de un gran patetismo dramático. Las figuras adquieren una extraordinaria fuerza expresiva, gracias al empleo de esa nueva técnica pictórica, que se hace cada vez más libre y suelta, a base de una factura absolutamente revolucionaria de ricos empastes, donde la luz se acababa mezclando con los colores de una manera inigualable en rápidos toques y ligeras veladuras.
Todo el proceso del encargo y del desarrollo de la obra es bien conocido a través de la minuciosa correspondencia de Felipe II con los embajadores en Venecia y directamente con el mismo Tiziano, así como los testimonios de algunos ilustres visitantes, como el de Vasari cuando visitó su estudio de la casa de Biri Grande en 1566. El Martirio llega a España en 1568, y a El Escorial en 1574, colocándose en el Altar de la Iglesia Vieja o de Prestado, donde ha permanecido a lo largo de sus cuatro siglos de historia, entre otras dos importantes obras del maestro cadorino, la Adoración de los Magos (in situ) y el Entierro de Cristo, trasladado al Museo del Prado en 1819 (Prado, N. P467). Su ubicación en esta capilla tuvo un significado muy emblemático, ya que además de servir de primera iglesia mientras se construía el Monasterio, se instaló bajo su presbiterio el primer panteón de la familia habsbúrgica española, hasta su traslado en 1586 a la bóveda de debajo del Altar Mayor de la Basílica. Además, a sus pies se situaba la primera habitación de Felipe II, mientras que por encima de ella se colocó un pequeño coro alto destinado para acoger a los frailes en sus oraciones por los difuntos dispuestos en la cabecera.