El presente trabajo saca a la luz una importante colección de dibujos de mobiliario de Pablo Palencia para el servicio de Carlos IV en la Jornada de Barcelona de 1802. Se identifican tres de ellos con seis muebles pertenecientes a las Colecciones Reales y queda establecida la relación entre los talleres reales y la ebanistería mallorquina. Las notas que el autor añade junto a los dibujos aportan datos cruciales para entender el funcionamiento del sistema de trabajo en Palacio: el diseño como idea propia del ebanista, la producción en serie o el encargo fuera de la corte
La restauración pictórica del reinado isabelino tiene en Severiano Marín a uno de sus prineipales representantes. Sus campafias restauradoras en los Reales Sitios lo condujeron a Aranjuez, San Ildefonso, Riofrío y, principalmente, a San Lorenzo de El Escorial, al que permaneció estrechamente vinculado durante la década de 1840 y en el que recuperó obras capitales del patrimonio nacional, al igual que lo hará una década más tarde en el Museo Nacional del Prado con pinturas de Durero o Velázquez. Los numerosos informes cruzados entre el restaurador y el director del Real Museo, José de Madrazo, aportan valiosa información acerca de los procedimientos y técnicas de restauración a mediados del siglo XIX.
Situado en el coro alto de la iglesia ele las Descalzas Reales de Madrid, el sepulcro de la emperatriz María de Austria es uno de los monumentos funerarios más peculiares ele la arquitectura española del siglo XVII. Su riqueza material, acorde con el rango de la persona enterrada en el mismo, contrasta con el lugar donde se encuentra, la clausura de la comunidad franciscana descalza.
Este estudio aborda la génesis constructiva del enterramiento de la emperatriz María y las diferentes alternativas tipológicas planteadas de forma sucesiva por Juan Gómez de Mora, maestro mayor de las Obras Reales de Felipe IV, y por Giovanni Batlista Crescenzi, que, en cierto modo, respondieron a planteamientos artísticos divergentes.
El contraste entre la simplicidad campesina en el exterior y un interior refinado y lujoso caracterizó algunas de las casas de recreo m:'ís destacadas en los jardines reales a fines del Antiguo Régimen. A ese concepto realizado en la «aldea de la reina» en el Trianon de Versalles corresponde con Aranjuez el nombre de la «Casa del Labrador» y también el proyecto que para este mismo Real Sitio concibió Jean- Démosthène Dugourc: el chalet cuyas plantas y estructura interna se publican y explican por primera vez aquí, una de las propuestas más imaginativas, complejas e integrales ele este gran decorador y arquitecto.