

Exposición de la Sala de Labor
Patrimonio Nacional ha decidido renovar su exposición permanente en la Sala de Labor del Real Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas con una selección de 18 piezas de alto valor histórico en torno a los orígenes, costumbres monásticas y tesoros de este complejo burgalés que el rey Alfonso VIII concibió como panteón real y centro cisterciense femenino, llegando a ser el más importante del país.
La “Carta fundacional” del Real Monasterio firmada en 1187 encabeza un discurso museográfico que permite descubrir las singularidades de la vida monacal de acuerdo con la Regla de san Benito y conocer una muestra de las Colecciones Reales en Las Huelgas, como la pintura sobre alabastro de “San Juan Evangelista en Patmos”, que nunca se había expuesto.
Las tallas de Juan de Anchieta, los trípticos flamencos del XVI y las yeserías originales del Hospital del Rey son solo una parte de esta nueva exposición permanente con la que Patrimonio Nacional pone en valor el Real Monasterio y su Sala de Labor, considerada una obra de arte en sí misma, en un compromiso estratégico con el turismo, la recuperación económica y el acceso seguro a la cultura en Burgos y en Castilla y León.
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Selección de piezas


Carta fundacional del Monasterio de Las Huelgas
1187Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, BurgosVer másPrivilegio rodado de Alfonso VIII a favor del Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas de Burgos, fechado el 1 de junio de 1187. Este tipo de documento era el más solemne de la Cancillería castellana, y solía utilizarse para realizar donaciones reales. Su principal característica es la rota o rueda que adopta el sello real, además del uso del crismón al inicio del documento y las listas de los confirmantes. Desde el punto de vista diplomático este documento se ajusta a la estructura habitual de los privilegios rodados en sus tres partes: protocolo inicial, cuerpo del documento y el escatocolo o parte final. Para fecharlo se utiliza el sistema habitual hasta el tercer cuarto del siglo XIV, denominado era hispánica, que empieza a contar a partir del año 38 antes de Cristo, fecha de la pacificación romana de la península.San Bernardo
Juan de Anchieta1578Madera tallada, policromada y dorada 91 x 35 x 30 cmMonasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, Burgos.Ver másFigura de cuerpo entero, de pie, vestido con el hábito blanco de los cistercienses, de amplias mangas, dispuesto en pliegues muy acentuados y movidos, de donde sobresale un pie. Lleva la cabeza descubierta, levemente girada hacia la izquierda, y deja ver la tonsura característica de los monjes cistercienses, rodeada de rizos rubios, a modo de aureola. En la mano izquierda porta un libro, como signo de su labor docente y reformadora dentro de la orden y en la derecha portaría otro objeto desaparecido. La concepción de la figura y el tratamiento del rostro y ropajes, son muy característicos del estilo de Juan de Anchieta. Bernardo de Claraval (1091-1153) procedía de una familia noble, desde muy joven siguió su vocación religiosa. Ingresó en 1112 en la abadía cisterciense de Cîteaux y muy pronto, en 1115, pasó a dirigir el nuevo monasterio de Clairvaux (Claraval). Fue un reformador monástico y su estilo de vida se extendió a toda la Orden del Císter: disciplina, austeridad, oración y simplicidad. Esta figura y la de San Benito, del mismo autor, proceden de un retablo, realizado entre 1576 y 1578 por el escultor Juan de Anchieta para adornar la Sala Capitular, por “mandado del Ilmo Señor don Antonio Manrique, difunto, obispo que fue de Pamplona para el capítulo del monasterio de las Huelgas”. Este obispo debió ser familiar de doña Francisca Manrique, hija de los marqueses de Aguilar y abadesa de Las Huelgas de 1570 a 1582. Esta abadesa gastó mucho dinero en arreglar la Sala Capitular, según una nota manuscrita, recogida por Moreno Curiel y está enterrada en la Capilla de Belén, en el claustro de San Fernando, donde se encuentra su retrato.San Benito
Juan de Anchieta1578Madera tallada, policromada y dorada 95 x 40 x 25,5 cm.Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, Burgos.Ver másEl santo benedictino está representado según la iconografía tipificada y habitual. De cuerpo entero, en pie, en posición frontal y cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha. Viste amplio manto negro hasta los pies, de donde sobresale un pie calzado, con mangas anchas, cabeza cubierta, pero dejando ver la tonsura y rostro ensimismado. Con la mano derecha bendice según la forma latina y en la izquierda porta el báculo, signo de su autoridad eclesiástica. El tratamiento de los paños y el rostro sigue los esquemas estilísticos del romanismo, tan popularizados por Anchieta: cuello robusto y fuerte mentón, que denotan una evidente relación y herencia de algunas obras de Juan de Juni. San Benito (480-547) es el patriarca de Occidente y el fundador de la orden de los benedictinos. Se instaló en Montecasino y construyó un monasterio sobre las ruinas de un templo pagano. Allí redactó, hacia el año 540, su célebre Regla, que establece la humildad, la abnegación y la obediencia como ejes fundamentales de la vida del monje. Esta figura y la de San Bernardo, del mismo autor, proceden de un retablo, realizado entre 1576 y 1578 por el escultor Juan de Anchieta para adornar la Sala Capitular, por “mandado del Ilmo Señor don Antonio Manrique, difunto, obispo que fue de Pamplona para el capítulo del monasterio de las Huelgas”. Este obispo debió ser familiar de doña Francisca Manrique, hija de los marqueses de Aguilar y abadesa de Las Huelgas de 1570 a 1582. Esta abadesa gastó mucho dinero en arreglar la Sala Capitular, según una nota manuscrita, recogida por Moreno Curiel y está enterrada en la Capilla de Belén, en el claustro de San Fernando, donde se encuentra su retrato.Códice Musical de Las Huelgas
Primera mitad del siglo XIVPergamino, tinta 255-260 x 178-182 mm.Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, Burgos.Ver másEl Códice Musical de Las Huelgas es un manuscrito compuesto por 170 folios, con foliación moderna, de principios del siglo XX, que va desde el folio 1 al 169, repitiéndose el 124. El códice está articulado por 19 fascículos (cuadernos) de pergamino, mediante diferentes combinaciones (quiniones, quaterniones, terniones, bifolios) al igual que el resto de los códices medievales. Contiene piezas musicales de naturaleza religiosa compuestas entre los siglos XII y XIV. Escrito en letra gótica redonda, las iniciales son de mayor tamaño y coloreadas en azul y rojo. Como repertorio polifónico occidental del Ars antiqua, es el manuscrito gótico más importante de la historia musical medieval tanto española como europea. Es por tanto fundamental para el conocimiento de la práctica polifónica en España.Tríptico de la Pasión
Atribuido a Jan de BeerPrimer cuarto del siglo XVIÓleo sobre tabla 123 x 171,5 cm.Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, Burgos.Ver másTríptico compuesto por tres tablas donde se representan los tres momentos más importantes de la pasión de Cristo. En el Camino del Calvario Jesús, con la corona de espinas sobre la cabeza, lleva la cruz acompañado de una gran multitud; al fondo, la ciudad con un edificio circular muy destacado. En la tabla central, el Descendimiento de la cruz, con la figura de Cristo presidiendo la composición, en línea diagonal muy marcada. Nicodemus y José de Arimatea ayudan a bajar a Jesús. Este último aparece de espaldas, en gran escorzo y ataviado con ricas vestiduras, resaltando la bolsa del dinero con el que pagó la sepultura para depositar el cuerpo de Cristo. A los pies de la cruz, las figuras de María Salomé, la Magdalena y la Virgen María soportada por san Juan, casi desmayada por el sufrimiento. La Resurrección de Cristo triunfante completa el tríptico. Al cerrar las tablas laterales, se puede contemplar la escena de la Anunciación, en grisalla, con las figuras del arcángel san Gabriel en pie y la Virgen arrodillada leyendo. El detallismo en los fondos de las composiciones, las actitudes de las figuras, la riqueza de los vestidos, el dibujo firme y los colores empleados, son fórmulas muy características del pintor flamenco Jan de Beer, quien trabajó en Amberes en las primeras décadas del siglo XVI. Junto con otros muchos pintores de identidad desconocida, produjo obras que comparten rasgos muy similares como las actitudes, a veces afectadas, de sus figuras, los colores brillantes, el gusto por el detalle y los diseños de escenarios muy pormenorizados.Tríptico de la Pasión flamenco
Anónimo flamencoPrimer tercio del siglo XVIÓleo sobre tabla 107,5 x 164, 5 cm.Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, Burgos.Ver másTríptico manierista, producido en Amberes en los años 1510-1520. Se compone de tres tablas donde se representan escenas del ciclo de la pasión de Cristo. En la tabla izquierda, Jesús camino del calvario con la cruz a cuestas ayudado por el Cirineo. En la central, la Crucifixión de Jesús, flanqueado por los dos ladrones, con María soportada por san Juan y María Salomé, en compañía de María Magdalena. La tabla de la derecha muestra la Resurrección de Cristo ante la mirada atónita de los soldados que guardaban el sepulcro. La composición de la tabla central con el Calvario se puede relacionar con pinturas similares, en el Museo del Maagdenhuis de Amberes por Adriaen van Overbeke (doc. 1508-1529), en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid por Marcellus Coffermans (doc. 1520-1578), y en el Castillo de Hampton Court por Pieter val Aelst (1502-1550). El marco del tríptico de Las Huelgas no sigue los cánones flamencos, parece tardo gótico español con los pináculos puntiagudos y las hojas de cardo. Características del taller de Overveke son los colores fuertes con predominio del rojo y el azul. Las figuras casi siempre se sitúan en primer plano y con frecuencia hay grupos de figuras que parecen estar hechos con plantillas establecidas. Muchas de las composiciones se basan en grabados de Alberto Durero (1471-1528).San Juan Evangelista en Patmos
AnónimoPrimer tercio del XVIIÓleo sobre mármol 66,5 x 46,5 cm.Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, Burgos.Ver másLámina de alabastro con la representación pictórica de la famosa visión que tuvo el evangelista en la isla de Patmos y que relata en el capítulo XII del Apocalipsis: “Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. San Juan está sentado bajo un árbol y suspende la escritura mientras mira la visión entre nubes. Gira el rostro hacia su derecha y eleva la vista al cielo, donde aparece, entre una luz tenue, la visión de la mujer y el dragón apocalíptico. A pesar de las pequeñas dimensiones de la pieza, el desconocido autor de la misma da muestras de una técnica preciosista, sacando todo el partido posible de las características propias del material que ha tomado como soporte. El marco de madera ebonizada y sencillo molduraje se completa con una serie de molduras en bronce dorado con decoración de hojas y placas de piedras duras, diásparo de Sicilia, en reservas mixtilíneas de bronce dorado. La parte superior está rematada por un copete en forma de querubín en bronce dorado, a modo de colgadero. Este tipo de trabajos, muy característico de los talleres romanos y florentinos del primer tercio del siglo XVII, son utilizados con frecuencia como regalos diplomáticos.La Virgen con el Niño
Siglo XIVPiedra esculpida y policromada 111 x 50 x 34 cm.Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, Burgos.Ver másVirgen sentada con el Niño en pie, sobre la rodilla izquierda. Gira la parte superior del cuerpo y un poco más la cabeza para volverse cara al Niño. Este no está sentado, sino en pie, y toca con su mano derecha el velo de su madre, mientras que con la izquierda acaricia una flor de seis pétalos, símbolo de fe, reencarnación y protección, que le ofrece la Virgen: flor de la vida, como una rueda. La cabeza de María reúne todos los signos de idealismo que caracteriza a las Vírgenes de Francia, que en su mayoría suelen estar de pie, no sentadas. La iconografía sigue el modelo de las denominadas Vírgenes de la Leche y conserva gran parte de la policromía original. La torsión del cuerpo crea un sentimiento de tensión y movimiento que solo se ve en Vírgenes que forman parte de una Anunciación. Esta imagen presidía el tímpano de la puerta de entrada a la Capilla de San Juan, a la entrada de la iglesia, como se puede apreciar en fotografías de principios del siglo XX. En 1888 el erudito burgalés Cantón Salazar ya reparó en la escultura al describir la portada de la Capilla de San Juan Bautista: “Es bellísima su portada y la imagen de la Virgen con el Niño que decora el tímpano de la ojiva”.
La Sala de Labor
La Sala de Labor
La Sala de Labor conserva el nombre de la estancia donde la abadesa repartía diariamente las tareas y constituye por sí misma un activo patrimonial de primer orden gracias a sus magníficas yeserías, únicas en la meseta castellana, restauradas recientemente con motivo del VIII centenario de la muerte de los reyes Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra.
Con la reapertura de este inigualable espacio, el Real Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas suma un atractivo más para la visita, siendo un excepcional ejemplo de la mezcla de estilos, como atestiguan su claustro románico, su arte mudéjar y sus estructuras góticas.
Dosier

A través de este dosier te ofrecemos todos los detalles de la reapertura de la Sala de Labor y su nueva exposición permanente