La restauración de un Ribera: antes y después del "San Onofre ermitaño"
Patrimonio Nacional ha encargado al restaurador de pintura Rafael Alonso la reparación del “San Onofre ermitaño” (José de Ribera, 1639). Este ejemplar se encontraba en malas condiciones: tenía la superficie craquelada y presentaba pérdidas de estuco en algunas zonas. Tras seis meses de trabajo, el San Onofre vuelve a admirarse en todo su esplendor como parte de la obra de Ribera, figura esencial en la pintura barroca.
Para lograrlo, Alonso ha rellenado esos huecos aparecidos en el estuco minuciosamente, pero “sin pintar una milésima encima del original, porque el original es sagrado”. También ha recuperado la composición del espacio de la cueva, así como la rotundidad, peso y volumen que Ribera había plasmado en la figura de San Onofre y que se había ido desdibujando.
El lienzo presenta a San Onofre de cuerpo entero, semidesnudo y arrodillado en actitud orante, alzando sus brazos al Santísimo. Una rama de laurel envuelve su cadera y entre sus manos porta un rosario. El santo se sitúa ante la abertura de una cueva rocosa, que aparece recortada por un cielo de color azul intenso con nubes, sobre el que sobrepone un paisaje con una palmera que alude al desierto al que se retiró el rey ermitaño.
Si quieres comparar el estado previo y el actual tras la restauración del cuadro, sitúa el cursor encima de la imagen y desplázalo hacia la derecha de la pantalla.
Comparativa del antes y después de la restauración de 'San Onofre ermitaño'
Sitúa el cursor encima de la imagen y desplázalo de izquierda a derecha de la pantalla.

