Presentación del Martirio de San Mauricio de El Greco
Con motivo del IV Centenario de la muerte de Doménicos Theotocopuli, más conocido como El Greco (1541-1614), en las Salas Capitulares del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial se exhibe de forma destacada una de sus obras fundamentales: el Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana.
Esta obra fue encargada por Felipe II en 1580 para decorar una de las capillas laterales de la Basílica de El Escorial, para la que se había ideado un programa iconográfico de signo contrarreformista basado en el culto a los santos. El Greco tardó casi tres años en pintarlo en su taller de Toledo, entregándolo personalmente a finales de 1582, lo que demuestra que el pintor quería conseguir el mecenazgo artístico de Felipe II y la oportunidad de trabajar en la decoración de El Escorial. A su regreso de Portugal en 1583, el rey pudo ver la obra, pero su estilo tan peculiar de plantear la composición y de entender la luz y el color no resultó de su agrado, aunque su calidad artística le fue reconocida al tasarse en 800 ducados. A El Greco se le pedía claridad y decoro para la representación del martirio, pero él desplaza este tema a segundo término, colocando como motivo principal del cuadro el momento en que el santo convence a sus compañeros para que permanezcan fieles a su fe en Cristo. Entre los personajes incluye algunos altos dignatarios cortesanos, con la intención de relacionar la resistencia de San Mauricio con la del propio Felipe II en su defensa de la fe católica frente a la herejía protestante. Rómulo Cincinato fue el encargado de realizar el cuadro definitivo de este argumento para la Basílica, donde hoy puede contemplarse como un verdadero modelo de corrección arqueológica.