Las aportaciones artísticas de este Soberano a la escenografía del poder real fueron muy valiosas y decisivas. La última etapa de su mecenazgo, la peor conocida, corresponde a los años de su exilio en Francia y en Roma. En estas páginas se explica cómo se mantuvo fiel a su manera de ser más allá de los Pirineos y de su perdida soberanía.
En este artículo se examinan nuevamente las tradiciones que siguen vigentes en tiempos de Goya y las nuevas tendencias que producen cambios de dirección en los retratos en general y los retratos reales, en particular, en España. Se procura identificar también el balance entre los fines sociopolíticos de las efigies pintadas por Goya.
Desde niña, María Luisa de Parma había vestido con trajes de Corte siguiendo los cánones de la moda francesa. Una vez en España, elaboraba personalmente una lista con las prendas que necesitaba. En el Archivo General de Palacio se conservan estos detallados encargos y las facturas, entre las que destacan las efectuadas a la Ministre des Modes de María Antonieta de Francia.
La exposición «Caminos a Guadalupe. Guadalupe en Madrid» pudo contemplarse en tres emblemáticas sedes madrileñas: La Capilla del Palacio Real, el Monasterio de la Encarnación y el Monasterio de las Descalzas. La muestra se inscribió en el Centenario de la declaración de Santa María de Guadalupe como patrona de Extremadura y de la celebración del Año Jubilar Guadalupense, haciendo posible mostrar parte de sus obras de arte fuera del marco habitual del Monasterio y Santuario de Nuestra Señora. El proyecto se realizó en colaboración con la Junta de Extremadura, con el patrocinio de El Corte Inglés, y gracias a la generosidad de la Comunidad Franciscana, habiendo sido comisariada por el Padre Francisco Tejada.