Imagen sedente. El santo, con larga cabellera y poblada barba, viste un pellote poco escotado y calza escarpes apuntados. Empuña una espada desenvainada en su mano derecha y vuelve la palma izquierda, ahuecada, hacia arriba. Los brazos desnudos son articulados y aparecen cubiertos por unas mangas de tela, que se han ido reponiendo, pues debió contar con varios juegos completos de indumentaria, como se sabe que existieron para otras esculturas articuladas que no nos han llegado, pero que aparecen descritas en diversas crónicas reales.
Esta escultura es conocida como Santiago del Espaldarazo porque la tradición regia asegura que armó y coronó a algunos reyes de Castilla. El único testimonio literario conservado sobre la posible participación de la imagen en una ceremonia de este tipo se encuentra en un pequeño pasaje de la Crónica de Juan I, donde se dice que en 1379 “el día de Santiago, delante de este, dicho año (Juan I) se coronó en el Monasterio de las Dueñas de Las Huelgas; é en aquel día se coronó, fizo también coronar á la Reyna (…) Otrosí aquel día (…) armó cien caballeros”.
Según la documentación del Archivo del monasterio, en las Huelgas fueron armados caballeros Fernando III el Santo en 1219, su hijo Alfonso X en 1254 y el príncipe Eduardo de Inglaterra en 1255, recibiendo el espaldarazo de la imagen de Santiago. Por tanto debió existir una escultura anterior a ésta, la utilizada en las ceremonias precedentes.
El esquema compositivo de la talla, el peinado y la indumentaria responden estilísticamente a la primera mitad del siglo XIV y quizás podamos relacionar la realización de esta obra con el hecho de que en 1332 Alfonso XI decidió restaurar la antigua costumbre, que había caído en desuso, de armar caballeros como se recomendaba en las Partidas de Alfonso X el Sabio. Así pues, la escultura pudo ser labrada a instancias de dicho monarca para presidir la fastuosa ceremonia de su coronación que tuvo lugar en las Huelgas, ya que los reyes debían ser armados caballeros antes de ser coronados.
La escultura fue restaurada hace algunos años y se pudo observar que había sufrido diversas transformaciones e incluso mutilaciones para adecuar su esquema al de una imagen articulada, con movimiento, para poder propinar el espaldarazo a los monarcas, que sólo podían ser armados caballeros y recibir la corona del poder divino.