Conocida como "Mesa de las Esfinges", quizá sea esta una de las más emblemáticas piezas de mobiliario de la colección de Patrimonio Nacional, no sólo por su calidad técnica y estilística, sino por los usos protocolarios que se le han dado a la misma a lo largo de su historia.
Esta fabulosa mesa, compuesta por una peana de madera sobre la que se asientan seis esfinges de bronce dorado cuyas cabezas soportan el tablero de piedras duras, tiene un origen incierto en cuanto a su cronología y autoría. Estudiada por Juan José Junquera y fundamentalmente por Alvar González-Palacios, entre otros, se hace necesario "separar" el tablero del soporte para aproximarse a su historia y comprender las vicisitudes que han dado lugar a este mueble tan señero en la historia del Palacio Real de Madrid.
Creado a partir de una base de mármol blanco donde se insertan todo tipo de piedras duras con distintas formas geométricas, corresponde sin duda este tablero a talleres romanos, donde este tipo de labor de commesso -o taracea pétrea- alcanzó gran desarrollo en la Edad Moderna. La característica de los talleres de la ciudad del Lacio, a diferencia de los florentinos, radica en la preferencia de motivos geométricos como elementos decorativos frente a los motivos figurativos tan representativos de este tipo de trabajos en la capital de la Toscana y el Opificio delle Pietre Dure. Realizando una aproximación más profunda en cuanto a su autoría, González-Palacios atribuye este tablero, con gran fundamento, al taller de Giacomo Raffaelli (1753-1836) en base a las similitudes de la pieza con otras tres del mismo autor conservadas en el Museo del Hermitage, así como con una cuarta adquirida por el tercer marqués de Londonderry entre 1814 y 1822 -subastada en Christie's de Londres en 2014-.
El tablero fue adquirido en Italia por François-Luis Godon (c.1750-1800), quien fuera Relojero de Cámara de Carlos III y posteriormente de Carlos IV. Cabe recordar que Godon no actuó únicamente como relojero, sino que desarrolló una importantísima labor como marchand-mercier, proveyendo a Carlos IV de numerosas piezas de artes decorativas elaboradas en el país galo y estableciendo una serie de relaciones entre distintos artistas franceses y la corte española.
Una vez en Francia el tablero, se creó para el mismo el soporte del mueble: las seis esfinges se sitúan en sendos grupos de tres, majestuosas, tocadas con el klaft y rematadas en su testa con capiteles decorados con palmetas, repitiéndose este último elemento decorativo a lo largo del friso superior de la mesa, donde se alterna con parejas de leones enfrentados que rodean tondos de lapislázuli. Estos motivos -esfinges y palmetas- corresponden a los repertorios neoclásico y fundamentalmente imperio, repitiéndose sin descanso en muebles, porcelana, relojes y demás elementos de artes decorativas de finales del S.XVIII y principios del S.XIX. Sirva de ejemplo el compendio de diseños de Percier y Fontaine publicados bajo el título de Recueil de décorations intérieures en 1812 en París.
Es a estos autores -Charles Percier y Pierre François Leonard Fontaine- a quienes se atribuyó inicialmente el diseño del soporte de la mesa por analogías estilísticas, si bien plantea González-Palacios que se trate de una obra de Jean-Démosthène Dugourc, basándose por un lado en lo tardío de la publicación anterior con respecto a la factura del mueble, así como en los diseños realizados por este adornista francés, además de las relaciones del mismo con Godon.
Igualmente, sugiere este estudioso que la peana pueda tratarse de una obra de la firma Jacob-Frères, activa hasta 1803 y con la que, además, trabajó Pierre-Phlippe Thomire, a quien podría atribuirse la fundición de la pieza.
Godon fallece el 17 de enero de 1800, quedando su viuda, Justina Madalena Prevost, en posesión de la Mesa de las Esfinges -que en dicho momento estaría ya concluida o en proceso de finalización-. Será en 1803 cuando la viuda de Godon realiza un envío con distintas piezas a Carlos IV, entre las que se encontraba esta mesa, como se deduce de una carta escrita por Prevost. Dicha misiva, firmada en París el 20 de abril de 1803 y conservada en el Archivo General de Palacio, incluye un elenco de los elementos enviados al rey de España, citándose "Una grande y riquísima mesa. La tabla de incrustaciones de una colección hermosa de diferentes mármoles y piedras finas, que fue 25 años en reunir". Debido a la riqueza del mueble Carlos IV no dudó en adquirirla -pues no compró todos los elementos enviados desde París-, quedando desde entonces en el Palacio Real de Madrid, donde ha decorado espacios tan emblemáticos como el Salón Gasparini o el Salón de Columnas.