Juego de tocador de María Isabel de Braganza
Real Fábrica de Platería de Madrid
Descripción
El 16 de diciembre de 1815, en la reunión celebrada en el Ayuntamiento de Madrid, el corregidor expuso que el rey Fernando VII había manifestado que lo más agradable para festejar sus desposorios sería que ofrecieran a su futura esposa un tocador. Como solía ocurrir en tales ocasiones, el real deseo se aprobó por unanimidad. Por tanto, el Ayuntamiento regaló a la princesa portuguesa María Isabel de Braganza un juego de tocador de plata dorada para su uso personal. El corregidor presentó al mismo tiempo una lista de objetos firmada por el platero Celestino Espinosa, regente en estos años de la Real Fábrica de Platería de Martínez.
En esta lista se incluían el número de piezas que debía contener y el valor, incluido el oro y la hechura de las mismas, que ascendió a 126.760 reales. Espinosa añadió el 7 de enero de 1816 otra lista de piezas necesarias por valor de 124.000 reales.
El 30 de agosto del año siguiente se hizo presente al Ayuntamiento que el rey había mandado que se trasladasen a Palacio las piezas y que se armara el tocador y se colocara en el salón destinado a ello. Se acordó pedir a todos los artífices que habían intervenido la lista y la descripción de los objetos fabricados y se presentó al rey para su aprobación.
Las 53 piezas que finalmente integraron este tocador fueron realizadas por artífices españoles, destacando Ventura Pardo, Tadeo Aguado y Luis Pecul, éste último como broncista y dorador.
De todas ellas aún se conservan: el jarro aguamanil y la jofaina, dos candeleros, una palmatoria, seis cajas, seis botes, seis bandejas, una escribanía, un enjuague con su vaso, un perfumador grande, cuatro porta-joyas, dos porta-frascos, una bandeja para servidumbre de coser, una bandeja para botellas de cristal grandes y dos acericos que debieron contener almohadillas.
Las piezas, de plata dorada, están adornadas en general con aplicaciones de hojas, guirnaldas, palomas, parejas de tórtolas y escudos coronados realizados en plata en su color. Los candeleros embellecen sus fustes con cabezas de carneros al igual que los porta-joyas que adornan también su base con patos que sostienen con sus picos cadenas colgantes. La escribanía luce en el centro una figura de la primavera y el perfumador, con forma de barco, cuatro culebras enroscadas en las asas. Este mismo adorno luce el mango de la palmatoria cuyo mechero soportan tres amorcillos. Las tapas de cuatro de los botes para pomadas soportan cada una un amorcillo que representan alegóricamente las cuatro estaciones del año y las otras dos, un pájaro cada una. Por último, otro amorcillo con coronas de laurel en las manos completa la decoración de los soportes para frascos. Esta riqueza de adornos demuestra la calidad artística del conjunto.
También se conserva una pieza para el jabón y la esponja que no aparece en las listas presentadas por Espinosa pero sí en el inventario presentado al rey en 1816. Es una de las piezas más llamativas del conjunto al estar decorada con tres amorcillos que sujetan por las riendas a tres caballos Pegasos en actitud de elevarse. Y dos porta-cepillos con el anagrama de Isabel II que debieron formar parte del juego y se transformaron después.
Las seis bandejas que se conservan, tres de ellas ovaladas y tres de perfil cuadrado, responden a un modelo habitual de la Fábrica. El borde se decora con círculos tangentes cuyo espacio intermedio se rellena con apliques de hojas interrumpidos por cuatro florones, ejecutados todos estos adornos en plata blanca mate. En el centro de la bandeja se colocaron las cifras de S. M. que también fueron sustituidas años después por las de la reina Isabel II. Los acericos lucen una barandilla calada similar a la que decora el borde de las bandejas. Se apoyan en bolas lisas sobre las que se posan parejas de palomas.
El sencillo diseño de este conjunto de piezas responde al gusto clásico. Las superficies lisas, bien pulidas, los volúmenes de su estructura y la armonía de la decoración demuestran la maestría alcanzada por estos artífices españoles. Nada tiene que envidiar a los ejemplares franceses. Algunos elementos decorativos como las palomas y los amorcillos son alusivos al matrimonio. Las guirnaldas y las hojas de parra pobladas de racimos de uvas, estas últimas decorando el cuerpo del perfumador, simbolizan fecundidad.
Casi todas las piezas menos las bandejas llevan marca cronológica de 1815 (marcas: escudo coronado con osa y madroño, unas sobre 15 y otras sobre 16 y M). El juego de plata dorada se completó con varios objetos de mobiliario cuya hechura dirigió el ebanista Mariano Pejón, con bronces trabajados por Espinosa: una mesa de tocador, dos sillones, una pareja de sofás y un par de pies de lavabo que servían de soporte al juego de lavamanos y a la pieza de enjuague con su copa. El ebanista Manuel Riobó, realizó un espejo de vestir.
La reina Mª Isabel de Braganza utilizó muy poco este juego de tocador, pues falleció el 26 de diciembre de 1818.
Ficha técnica
Bibliografía
- Martín, F. Catalogo de la plata del Patrimonio Nacional, Madrid, 1987, pp. 172-173.
- Cruz Valdovinos, J. M. El esplendor del arte de la plata. Colección Hernández-Mora Zapata, [exposición], Centro Cultural Las Claras, Fundación Cajamurcia, Murcia noviembre 2007 – enero 2008, pp. 142-143.
- Martín, F. El aragonés Antonio Martínez y su Fábrica de Platería en Madrid, Madrid, 2011.