La figura del emperador Maximiliano I de Austria es clave en la historia de las armas de lujo por haber revolucionado su concepción formal, decorativa y funcional. Esta barda probablemente le perteneció. Es un excepcional ejemplo de armadura de parada y una de las más bellas que se han conservado gracias a su soberbia decoración e iconografía. En ella se recurre a dos pilares fundamentales de la mentalidad caballeresca renacentista: la tradición bíblica y la mitología clásica. La decoración grabada, repujada, calada y dorada resaltaba sobre un fondo de tejido carmesí.
La mitad derecha está dedicada a Hércules, comenzando por la escena en la que el héroe mata a las serpientes enviadas por Hera o Juno cuando tenía ocho o diez meses. A continuación ilustra tres de sus doce trabajos: la lucha con Anteo, con la hidra de Lerna y con el toro de Creta. La izquierda recoge la historia de Sansón. En el frente de la pechera Dalila le corte el pelo en el que radicaba su fuerza prodigiosa. A continuación aparece derribando las columnas que causarían su muerte y la de los filisteos, llevando las puertas de la ciudad de Gaza y luchando con el león. La grupera remata en una llamativa cabeza de delfín aludiendo al poder real. El principal mensaje de la decoración gira en torno a la idea de la fuerza, simbolizada por los dos héroes. Por ello la fuerza acompañaba y estaba asociada a su propietario.