La defensa de la Fe y de la Iglesia son principios básicos entre los que discurre la vida del emperador Carlos V. Estos rasgos caballerescos se encuentran tras la imagen que él quiso proyectar como soldado cristiano, no exenta de una fuerte influencia del erasmismo que consideraba la dignidad imperial como la más adecuada para defender, reparar y propagar la religión evangélica. Esta borgoñota simboliza la victoria sobre el Islam, personificada en una cresta a manera de herma representando un turco vencido, con las manos atadas a la espalda, tocado con un turbante y armado a la romana. Este personaje alude a la Turquía otomana, principal enemiga de Carlos V en el Mediterráneo. La Fama, a su derecha, y la Victoria, a la izquierda, sujetan al prisionero vencido por los bigotes. Bajo la cabeza, inmediatamente a continuación, una cartela contiene la inscripción SIC·TVA· / IVICTE · CAESAR (Así tuya / César invencible).
Esta borgoñota es una de las obras maestras del taller de Filippo Negroli, cuya capacidad expresiva sobre el acero y la fuerza visual de los programas decorativos no tenían parangón. La excelencia artística de la obra es patente tanto en el trabajo repujado y cincelado de Filippo como en las elegantes labores damasquinadas de su hermano Francesco, quienes la firman en la visera: F · ET · FRA · DE · NEGROLIS · FACI · A · M · D · XXXXV (Filippo y Francesco Negroli la hicieron en 1545). La situación de la firma sobre la frente del emperador ha sido interpretada como una muestra de la gran confianza en su obra y en la protección imperial. De lo contrario no se hubieran atrevido a ponerla en un lugar tan visible.