Felipe II, gran aficionado a los relojes, reunió en la Torre Dorada del Alcázar madrileño un importante conjunto de estos objetos mecánicos y científicos de los que sólo se conserva en la colección de Patrimonio Nacional este ejemplar.
Se trata de un reloj denominado “de custodia”, fabricado en bronce dorado y labrado y de una sola aguja. Sobre un pie circular se encuentra una figura de faunesa que sustenta una pieza abatible, con cabeza de león, que al alzarse permite la salida de un candil. Encima se sitúa la esfera de plata, una cartela con la inscripción “Hans de Evalo, F. En Madrid 1583” y un escudo de armas formado por banda de gules con tres flores de lis y dos estrellas en punta. La aguja horaria es de forja, construida en acero y cincelada. El mecanismo es de tipo alemán, de platinas redondas, motor a resorte, de un día de cuerda, con tracción por caracol y cordón de tripa y escape de foliot con regulación de oscilación. Alrededor se sitúa el recipiente de aceite para carga del candil.
Hans de Evalo fue un relojero flamenco, natural de Bruselas, agregado al servicio de Felipe II que debió nacer entre 1530 y 1535. Poco se sabe de la actividad de Evalo antes de su venida a España. Posiblemente en 1561 construyó el reloj de Harlinger (Holanda). El profesor Dr. D. José Manuel Cruz Valdovinos afirma que debió llegar a la Corte antes de 1572 y que en algunos documentos fechados a partir de 1574 se le denomina relojero de su Majestad. En junio de 1570 ya se encontraba en Castilla y en 1575 poseía, por lo menos, una casa en Madrid. En una relación presentada en 1578, Evalo afirma haber realizado para el Rey: un reloj de candil, con caja dorada, de cuartos y horas; otro candil, labrado de cincel, con su figura, pedestal y remate, con dos relojes, uno que señalaba cuartos y hora y el otro solo las horas y seis relojes de sol. Además reparó otros relojes del Rey e hizo piezas y menudencias. Esto confirma que cuando Evalo realizó el de 1583, conservado en el Monasterio de El Escorial ya tenía experiencia con estos tipos de relojes.
Evalo fue nombrado relojero del Rey el 18 de enero de 1580, según consta en un certificado de Ramiro de Zavalza, secretario y grefier de Felipe II, en cuyos libros de bureo consta que desempeñó ese cargo hasta que falleció en 1598.
Jean de L’Hermite, gentilhombre de cámara, guardia de Arqueros de Corps y profesor de matemáticas y francés del Príncipe, futuro Felipe III, dibujó el reloj de frente y dio dos esquemas de la parte posterior para indicar cómo había de colocarse la lámpara. Pero, como comentan algunos estudiosos del tema, en su máquina aparecen dos tomas de carga y un volante en el escape. En la esfera dos agujas. Debe tratarse, sin duda, de otro reloj fabricado por el relojero Joanin Cocquart, posterior al de Evalo, con despertador o sonería.
Este reloj era un reloj nocturno pues el Rey estaba muy interesado en controlar el tiempo de día y de noche. Por este motivo, colocó este reloj cerca de su cama y de esta manera conocía en todo momento la hora, podía trabajar en sus aposentos y asistir a las oraciones con la comunidad religiosa que vivía en monasterio de El Escorial.
En el inventario de los bienes de Carlos II El Candil fue tasado por el relojero José de Santiago en 550 reales. Juan Carreño de Miranda lo incorpora a varios retratos de la reina Mariana de Austria viuda de Felipe IV con una doble lectura simbólica.
El reloj en fecha no determinada fue enajenado de la colección real. Fue adquirido por un anticuario de Frankfurt a quien poco después se lo compró el barón Stum, que había sido embajador de Alemania en España. Este caballero, que había leído las Memorias de L’ Hermite, identificó el reloj y tuvo la gentileza de regalárselo al rey Alfonso XIII quien lo devolvió al monasterio de San Lorenzo de El Escorial.