Fernando VI desde su juventud se sintió más atraído por los pequeños relojes de bolsillo, los “caprichos” y los relojes con autómatas. En 1758, y casi al final de su reinado, el monarca adquirió un reloj astronómico, de estilo Luis XV, con sonería, repetición y ecuación del tiempo, conocido como “el Pastor”. Fue construido por el relojero suizo Pierre Jaquet-Droz. La riqueza de este ejemplar radica, más que en la complejidad de la máquina, en la diversidad de los autómatas que adornan su caja.
Jaquet-Droz nació en 1721 en La Chaux-de-Fond y falleció en Viena el 28 de noviembre de 1790. Debió comenzar a construirlo hacia 1754. Su formación científica influyó para que George Keith, milord maréchal, gobernador del principado de Neuchâtel y destacado filántropo, le animara a viajar a España para presentar este reloj al rey Fernando VI. Keith había vivido en Madrid y le puso en contacto con Jacinto Jover, grande de España y con Ricardo Wall, ministro de Hacienda, encargados de introducirle en la corte madrileña.
La caja de El Pastor está fabricada de madera y planchas de metal dorado embellecida con incrustaciones de carey, nácar y asta teñida y enriquecida con aplicaciones de bronce dorado y cincelado a buril. Conjunto de autómatas decoran la caja. En la parte superior, un pastor sentado toca la flauta flanqueado por un perro y una oveja. Debajo, dos amorcillos se columpian. En la parte inferior, debajo de la esfera, un balcón: a la derecha una dama sentada marca el compás con una mano y sujeta con la otra una partitura y a la izquierda un niño juega con un pájaro. Cuando el reloj da las horas se acciona, por medio de diez palancas, de manera alternativa y a la demanda, el mecanismo de los autómatas. La dama mueve los brazos, el pájaro inicia su canto, el niño gira hacia él y los amorcillos se columpian y giran la cabeza. Mientras, el pastor toca la flauta moviendo sus dedos y el sonido surge de manera natural al pasar el aire por su garganta mediante un sistema de fuelles y válvulas. A su lado, el perro mueve la cabeza y la cola y ladra y la oveja bala.
El disco horario está formado por cartuchos independientes de metal esmaltado con las cifras horarias en números romanos y los minutos, a intervalos de cinco, en números arábigos policromados en negro. En el cañón de las agujas una esfera indica la hora en diferentes meridianos. En el interior de la esfera, encima de la cifra VI, varias ventanas indican el calendario, los meses, los signos del zodiaco, la estación del año y la hora de salida y puesta del sol. Encima de ellas dos pequeños diales esmaltados de blanco, en uno de ellos se lee la ecuación del tiempo y el otro es un barómetro. Las estaciones se representan con signos alegóricos: la primavera un cesto de flores, el verano una gavilla de trigo, el otoño un racimo de uvas y el invierno un brasero. En el fondo de la esfera un hemisferio cóncavo simula el cielo, esmaltado de azul con pequeñas nubes blancas. Al amanecer, el sol aparece por la izquierda, se eleva poco a poco sobre el horizonte hasta llegar al mediodía y se esconde por la derecha al acabar el día. En ese momento aparecen la luna con sus movimientos de traslación y las estrellas. Agujas de acero pavonado, caladas La firma del autor aparece en una tarjeta ovalada esmaltada en blanco debajo del dial horario. Se puede leer: «Jaquet Droz A la Chaux // de Fonds en Suisse».
La máquina suiza dispone de un tren de movimiento con motor de resorte, escape de áncora y péndulo. El tren de sonería toca las horas sobre una campana y permite, a la demanda, anunciar los cuartos. Dispone, además, de un carillón con motor de resorte, tracción por caracol y cadena y un cilindro de púas sobre nueve campanas, con seis melodías diferentes. Las máquinas auxiliares y los serinettes completan la sonería y proporcionan el movimiento y el sonido de los autómatas.
En 1950 se incluyó en el plan de restauración de los relojes del Palacio Real de Madrid. La restauración tuvo lugar en tres fases y fue profunda, interviniendo partes importantes de la máquina del reloj, como por ejemplo el escape, sustituyéndose el original de paletas por uno de áncora.