La Música y la Astronomía
Manuel de Rivas
Descripción
María Luisa de Parma, que, a diferencia de su marido, si se retrató desde joven acompañada de relojes, atesoró en su cuarto importantes relojes de sobremesa y sobre todo dispuso de un número elevado de relojes de bolsillo, que adquirió para ella y también como presente para familiares, amigos y personas de la corte.
Manuel de Rivas, relojero de origen sevillano, viajó a la Corte para perfeccionarse en el arte de la relojería. Y así lo hizo en la fábrica de relojería de la calle de Fuencarral. Fue director de la Fábrica durante más de ocho años. Enseñó a más de dieciocho discípulos, la mayoría de ellos aprobados como maestros constructores de relojes y mantuvo obrador abierto en Madrid. La real y general Junta de Comercio y Moneda le eligió para desempeñar varias comisiones. Se le nombró relojero de la real Casa con el sueldo de 6.000 reales anuales.
El 22 de julio de 1797 entregó la máquina de un reloj con música de órgano que había construido por encargo del primer secretario de Estado, el Príncipe de la Paz, para los reyes y destinado a las habitaciones de la Reina. La caja se había fabricado en la real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro de Madrid. Dos días después, se le pidió que presentara la factura por su trabajo. Había trabajado en la construcción de la máquina más de dos años y le habían ayudado varios oficiales. Empleó los mejores materiales para la construcción de las piezas. La cuenta presentada el 31 de julio ascendió a 106.000 reales. El Rey le libró esta cantidad y se le confiaron las llaves del reloj para su cuidado y conservación.
La caja del reloj se apoya sobre un basamento decorado con pequeñas placas rectangulares y ovaladas imitando a la porcelana de Wedgwood. Encima un alto pedestal aloja la esfera y la máquina del reloj. En su frente, dos figuras de niños sostienen una guirnalda de bronce dorado y flanquean una cartela con los anagramas de Carlos y (María) Luisa entrelazados. Los lados del pedestal están decorados con placas de porcelana con motivos pompeyanos. Encima del pedestal se sitúa una ancha columna a la que se adosan las figuras de las Artes, realizado todo ello en bizcocho. Corona el conjunto un alto trípode de bronce dorado con cazoleta y ramo de flores de porcelana policromada. A los lados del pedestal dos figuras exentas, también ejecutadas en bizcocho, representan La Música y La Astronomía.
En la esfera de porcelana blanca aparece la firma del autor: Manuel de Rivas en Madrid. La máquina es francesa, de platinas cuadradas con cuerda para ocho días. El movimiento es un motor de resorte con escape de áncora y péndulo. El tren de sonería, de horas y medias con campana. Se completa la máquina con un órgano de flautas.
El 10 de noviembre de 1799, Manuel de Rivas solicitó la plaza de relojero de la real Casa o en su defecto los honores hasta que quedara alguna vacante.
El 21 de diciembre de 1801 juró la plaza de relojero de la Real Casa por ascenso de Ribera a la plaza de cámara. Dos días más tarde, afirmó que no podía pagar los 3.000 reales de la media anata y solicitó que se perdonaran. Apoyó esta petición en el hecho de haber realizado varias obras para la Reina, entre ellas el “Relox de música de órgano que hizo en el año 1797” de cuyo cuidado y mantenimiento se ocupaba desde entonces. Solicitó al Rey que le dispensase de pagar estos derechos. No se aceptó su petición. El 9 de enero de 1802 solicitó a la reina una ayuda de costa para sostener a su familia. La reina le concedió 640 reales.
En relación con su cargo de director de la escuela de relojería solicitó ese mismo año un sueldo de 600 ducados anuales para poder mantener y enseñar a dos discípulos y alquilar una casa.
El 16 de febrero de 1805 fue nombrado relojero de la real cámara por vacante de Camilo Gónzalez Perea, que ascendió de puesto y por ser el más antiguo de la real Casa. Juró la plaza el 23 de ese mes en presencia del marqués de Ariza, sumiller de corps. A partir de esa fecha comenzó a recibir el sueldo de 12.000 reales anuales. El 19 de febrero solicitó la plaza de relojero de cámara al quedar vacante la plaza de Camilo González Perea, que ascendió a la plaza del fallecido Miguel Bartholony.
Sin embargo, el 5 de marzo de 1805 se le concedió el uso de uniforme a costa de los gastos del real guardarropa.
El 30 de diciembre de 1822 solicitó la plaza de segundo relojero de cámara que había quedado vacante por fallecimiento de Francisco Ribera dotada de 20.000 reales anuales de sueldo. Juró la plaza el 28 de diciembre de 1823.
Otorgó testamento el 19 de octubre de 1833 declarándose pobre de solemnidad. Estaba casado en segundas nupcias con María Muñoz.
En la testamentaría realizada tras el fallecimiento de Fernando VII se inventarió este reloj en la pieza de la seda encarnada. Se describe como: “otro relox muestra de porcelana su autor D. Manuel Rivas en Madrid con una música de flautas colocado todo en una gran caja de china construida en la Real fabrica antigua que estaba en el Retiro, cuyo cuerpo principal tiene treinta y cuatro pulgadas de alto y veinte y cuatro de ancho, sobre este cuerpo hay un trozo de columna y sobre el un trípode que sostiene un platillo de flores también de china a los lados tiene dos figuras de treinta pulgadas de alto con pedestales también de china o porcelana y bronce dorados, mas dos floreros también de porcelana con sus flores de lo mismo y asas de bronce dorado Mas cuatro grandes jarrones de siete pies de alto con flores, todo de porcelana, asas y otros adornos todo de bronce dorado colocados sobre cuatro pilastras cuadradas de caoba que adornan los ángulos de la pieza y todas siete piezas forman juego, su valor de todas 180.000 reales”.
Ficha técnica
Bibliografía
- COLÓN DE CARVAJAL, J. R. Catálogo de relojes del Patrimonio Nacional, Madrid, 1987.
- MONTAÑÉS, L. El escape y el péndulo, Madrid, Antiqvaria, 1991.
- ARANDA HUETE, A. Relojes de reyes en la corte española del siglo XVIII, Madrid, 2011.